Cerrar
Información sobre el TDA - TDAH o Déficit de Atención con/sin hiperactividad en la Fundación CADAH
fundacioncadah.org
 
 
+ TDA-H + Evaluación Diagnóstico + Tratamiento + Comorbilidad TDAH preescolar TDAH en la infancia TDAH adolescente + TDAH en la familia + TDAH en el aula + Estrategias TDA-H + TDAH en adultos TDAH en vacaciones + Publicaciones Libro blanco TDAH Asociaciones Colabora con CADAH

El trastorno disocial y su relación con el TDAH

Los trastornos disruptivos en la adolescencia son una de las situaciones más preocupantes para padres, profesores y profesionales de la salud mental. Estos chicos/as presentan cuadros conductuales que necesitan apoyo médico y  apoyo psicopedagógico y/o psicoterapéutico.

Según el manual de diagnóstico DSM-IV-TR (APA, 2002) el trastorno disocial está considerado como un trastorno grave de conducta.

Se caracteriza por un patrón de comportamiento persistente y repetitivo en el que se violan los derechos básicos de los otros o importantes normas sociales adecuadas a la edad del sujeto. Comportamientos cualitativos y cuantitativos que  van mucho más allá de la simple "maldad  infantil" o la "rebeldía adolescente". Por lo general, implica la participación consciente por parte del individuo en actos que involucran un conflicto con la normativa social o con los códigos de convivencia implícitos en las relaciones en sociedad.

Estas manifestaciones suelen ir unidas a una  serie de situaciones familiares, sociales, escolares que influyen tanto en su origen como en su mantenimiento.

                                                  TDAH TRASTORNO DISOCIAL

Los comportamientos típicos del trastorno disocial:

  • Agresiones a otras personas (intimidar, fanfarronear, ser cruel con otras personas, iniciar peleas, ocasionar daño físico, forzar a una actividad sexual, etc.),  o a animales.
  • Dañar la propiedad de otros (incendios, destrucción deliberada...).
  • Fraudulencia o robo (violentar el hogar, la casa o el automóvil de otra persona, mentir para obtener favores, timar, etc.)
  • Violaciones graves de normas (transgredir normas paternas, salidas-escapadas nocturnas sin permiso antes de los 13 años de edad, hacer novillos en la escuela, etc.)

Además de la presencia de estos síntomas, el trastorno disocial provoca un deterioro clínicamente significativo de la actividad social, académica o laboral.

El trastorno disocial SÓLO se puede diagnosticar hasta los 18 años, si el individuo/a tiene 18 años o más, entonces estaríamos ante un caso de trastorno antisocial de la personalidad

Es importante atender a la edad de inicio del trastorno, si aparece en la infancia o en la adolescencia. Cuanto más tempranamente se produce la presencia de síntomas, más severo es el trastorno, pero por los adolescentes tienden a cometer conductas y comportamientos de mayor riesgo y por tanto la gravedad y el riesgo en los afectados es mayor, por lo que la supervisión y el control sobre ellos debe ser mucho mayor.

 

Relación entre TDAH y Trastorno disocial

Una gran cantidad de las conductas que aparecen en la etapa de la adolescencia en los afectados con TDAH (Trastorno por déficit de atención e hiperactividad) no difieren en demasía de las que muchos adolescentes mantienen en el camino hacia una búsqueda de su identidad, para la cual, la oposición a las normas sociales, constituye una prueba de los límites del individuo en la construcción y reafirmación de su personalidad.

En los adolescentes con TDAH, el propio trastorno impulsa, en ocasiones, la aparición de conductas problema debido a la presencia y la intensidad de síntomas como la impulsividad, pobre  control inhibitorio o a falta de reflexibilidad sobre la propia conducta, catalizadores todos ellos de comportamientos problemáticos en situaciones de riesgo.

Cuando los adolescentes con TDAH presentan además asociado un cuadro o un diagnóstico de trastorno disocial, la probabilidad de presentar además otros problemas de conducta, accidentes de tráfico, problemas afectivos, rechazo social y problemas académicos como absentismo escolar o muy bajo rendimiento académico, se incrementan exponencialmente aumentando los riesgos y limitando la efectividad de las intervenciones.

En estos casos la situación se agrava debido a la existencia previa en estos jóvenes de una personalidad disocial o un trastorno disocial de base.  La comorbilidad de ambos trastornos supone por tanto, la manifestación de acciones más graves como conductas agresivas o delictivas, las cuales suponen un deterioro y un perjuicio grave y significativo para ellos mismos y su entorno, pudiendo incluso aparecer problemas con la justicia.

Las intervenciones con estos niños/a o adolecentes, especialmente aquellos donde existe la presencia de un trastorno disocial asociado, requieren de mayor supervisión y control.

Los ejes terapéuticos principales para estos casos deben ser diseñados en base a las siguientes estrategias terapéuticas:

  • La prevención de conductas de riesgo y comportamientos problemáticos y el trabajo sobre el autocontrol.
  • Trabajar la autorregulación emocional para desarrollar formas óptimas de expresar los sentimientos negativos, convertirlos en sentimientos positivos y en acciones útiles y entrenar para modificar estados de ansiedad, frustración y rabia en estados de relajación y autocontrol.
  • Atender a los aspectos subyacentes del problema (entorno familiar, dificultades personales, problemas afectivos, entorno escolar, problemas psicológicos, etc.)
  • Establecer límites y normas de actuación dentro y fuera del hogar. 

En el caso de detectar en los hogares o en las escuelas, que nuestro hijo/a o alumno/s con TDAH empiezan a manifestar conductas disruptivas que empiezan a suponer un grave deterioro de las normas y las relaciones sociales, es fundamental acudir lo antes posible a un especialista, quien pueda valorar la existencia de rasgos de carácter altamente disruptivos o personalidad disocial.

 

                                                                                                                     Fundación CADAH (2010). 

 

 

BIBLIOGRAFÍA

Caballo, M. V. y Simón, L. M. A. (Coords.) (2005). Manual de Psicología Clínica Infantil y del Adolescente. Trastornos generales. Madrid: Pirámide. 

Grupo de trabajo de la Guía de Práctica Clínica sobre el Trastorno por Défi cit de Atención con Hiperactividad (TDAH) en Niños y Adolescentes. Fundació Sant Joan de Déu, coordinador. Guía de Práctica Clínica sobre el Trastorno por Défi cit de Atención con Hiperactividad (TDAH) en Niños y Adolescentes. Plan de Calidad para el Sistema Nacional de Salud del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad. Agència d´Informació, Avaluació i Qualitat (AIAQS) de Cataluña; 2010. Guías de Práctica Clínica en el SNS: AATRM Nº 2007/18.

Kazdin, A. E. y Buela Casals, G. (1999). Conducta Antisocial. Madrid: Pirámide.

Manual de atención al alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo derivadas de trastornos graves de conducta. Consejería de Educación, Junta de Andalucía. Dirección General de Participación e Innovación Educativa. 

Servera Barceló, M. (2002). Intervención en los trastornos del comportamiento infantil. Madrid. Pirámide. 

 
 
Pulse para ver el Certificado de Web de Interes Sanitario
 
  • Ayuntamiento de Santander
  • Obra Social La Caixa
  • El Diario Montañes
  • Glezco
  • ICASS
  • Zink Padel
  • Nubily
  • Foramen
  • Balneario de Puente Viesgo
  • Laboratorios Janssen
  • Gobierno de Cantabria-Consejería de Educación