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Información sobre el TDA - TDAH o Déficit de Atención con/sin hiperactividad en la Fundación CADAH
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Como aplicar las normas y decidir las consecuencias en los niños con TDAH

Cuando desde la familia nos planteamos la administración de consecuencias a unas normas que hemos impuesto a los niños, debemos tener presente una serie de aspectos. Concretamente, en los niños con TDAH (Trastorno por déficit de atención e hiperactividad) debemos tener claras unas pautas que debemos seguir para que tanto la implantación de normas como la administración de consecuencias resulten lo más satisfactorias posibles.

Comenzaremos viendo las características principales a tener presentes en la implantación de normas.

Las normas tienen que ser claras y estables.

Es primordial que las normas que se establezcan sean concisas y claras, de forma que el niño las comprenda bien y dejen lugar a duda. También deben ser estables, es decir, que se lleven a cabo SIEMPRE. Si por ejemplo hemos establecido que cuando el niño se está aseando debe llevar su ropa sucia a un lugar determinado, esto deberá cumplirse todos los días de manera rigurosa.

                              TDAH NORMAS Y CONSECUENCIAS

 

Las normas han de ser realistas.

Es prioritario que antes de establecer normas, las meditemos. Debemos tener presentes muchos aspectos, como la edad del niño, sus posibilidades de adaptarse a la norma, etc. Deben ser realistas tanto en cuanto las establezcamos pensando en ellos y en las posibilidades realistas que tengan de alcanzar el éxito con ellas.

Tener presente que las normas deben ser independientes las unas de las otras.

Si por poner la mesa le hemos premiado con jugar con él, pero por el camino rompe un jarrón, iremos a jugar con él de igual manera, aplicándole otra consecuencia por la rotura del jarrón.

Las normas tienen que ponerse de una en una.

Es necesario, ya que debido a la falta de atención generalizada, al darle más de una directriz es muy probable que olvide alguna por el camino. Si por ejemplo hemos establecido la norma de hacer la cama antes de ir al colegio, es probable que pueda cumplirla. En cambio, si establecemos que en el mismo periodo de tiempo tiene que hacer la cama, guardar la ropa, preparar la mochila, recoger los juguetes, etc. es más que posible que olvide más de una indicación.

Decidir las consecuencias de las normas.

Las consecuencias podrán ser positivas si cumplen las normas y negativas si incumplen las mismas. No debemos olvidar que las positivas funcionan mejor que las negativas.

Es muy importante que las consecuencias sean inmediatas.

Cuando establecemos una norma y el niño la lleva a cabo, es bueno que la consecuencia positiva se aplique lo más cerca posible de la ejecución, para que de esta manera el niño relacione acción y consecuencia. Ocurre lo mismo cuando no cumple la norma; si recojo la habitación y me premian yendo al parque a jugar con la bici relaciono mi buena acción con pasear en bici, al igual que si no lo hago y me indican que no puedo bajar al parque porque no he recogido la habitación. Acción-consecuencia.

Tienen que ser adaptadas a la importancia de la norma.

Las consecuencias deben ser adaptadas a cada norma por separado, y que no resulten desmesuradas. No es apropiado que si durante una semana cumple con la norma de tener su cuarto recogido, le compremos, por ejemplo, una videoconsola. Normas y consecuencias deben estar proporcionadas en su justa medida.
Si un día se salta la norma, se aplicarán las consecuencias oportunas y la norma continuará al día siguiente.

No debemos olvidar que podemos dividir los límites de las normas en dos tipos.

Los que se tienen que cumplir por peligro físico o psíquico.

Una norma que no hace falta establecer, por ejemplo, asomarse a una ventana o jugar con un enchufe. Son aspectos que no deben ser una norma que lleve acarreada una consecuencia si no lo hace, ya que es peligroso para él y en ese aspecto no hay discusión.

Aquellos que su cumplimiento es menos trascendental.

Por ejemplo, que elijan el horario de los deberes, el momento para jugar, etc. Son normas en las que podemos ser más flexibles y en las que ellos pueden tomar parte en la toma de decisiones. Recordemos que cuanto más involucrados se vean en las normas que deben seguir, más fácil será que tengan éxito en ellas, puesto que ellos han tomado parte y no ha sido todo impuesto por los adultos.

No olvidar que cada casa y cada familia es un mundo, con gustos o tendencias más o menos diferentes y que los límites de las normas pueden ser igualmente más o menos estrictos. Hay familias para las que un peercing o un tatuaje pueden ser un trauma y para otras un orgullo; las formas de vestirse, de relacionarse, etc.

Lo que tampoco debemos olvidar es que para todos hay unas normas de convivencia mínimas y que para una familia con un afectado de TDAH en su seno supondrá un mayor esfuerzo mantenerlas, pero nunca imposible.


Rocío Meca Martínez.

Especialista en Pedagogía Terapéutica de Fundación CADAH.


Bibliografía.

Martínez Martín, Mª.A. "Todo sobre el TDAH. Guía para la vida diaria" Ed. Altaria (2013)

Giménez,M. "Los niños vienen sin manual de instrucciones". Ed. Aguilar(2006)

 
 
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