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El TDAH ni es un invento ni es una moda

Rechazo «expreso y contudente» contra cualquier tipo de especulación sobre que el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) es «una patología inventada». Así de clara se ha mostrado la FEAADAH (Federación Española de Asociaciones de Ayuda al TDAH) con respecto a ciertos rumores «que obvian y manipulan el importante conocimiento científico acumulado sobre este trastorno en la comunidad científica internacional».

«La sociedad debe ser consciente de que la evidencia científica pone de relieve que en la infancia y adolescencia el TDAH perturba gravemente el desempeño educativo, llevando en muchos casos al fracaso escolar, el funcionamiento de la familias, las relaciones con los compañeros, las actividades comunitarias y la salud de los afectados», explica el presidente de FEAADAH, Fulgencio Madrid.

Además, y como afirman los expertos, el TDAH en la edad adulta repercute negativamente en áreas tales como las conductas sexuales de riesgo, embarazos no deseados, abuso de sustancia y adicines, conducción temeraria de vehículos y accidentes, la actividad laboral y, en muchas ocasiones, la aparición de conductas antisociales y delictivas.

El TDAH en la infancia

Este trastorno poco diagnosticado, debido a la dificultad que presenta hacerlo bien, afecta a uno de cada veinte niños y adolescentes en Europa y la mitad de elos seguirá padeciéndolo de mayor.

Según, el doctor Alberto Fernández Jaen, neuropediatra, jefe de la Unidad de Neurología Infantil de Hospital Universitario Quirón Madrid, «el TDAH tiene una marcada repercusión pluriambiental, ya que afecta a las relaciones con la familia, los amigos y en la escuela». A la hora de hacer el diagnóstico, el doctor Fernández recuerda que «se trata de un trastorno con una marcada comorbilidad en el estado de ánimo, la conducta y el aprendizaje».

Isabel Orjales, profesora del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Facultad de Psicología de la UNE), «el TDAH necesita un protocolo de actuación conjunta entre los ámbitos de Educación y Sanidad no sólo para el diagnóstico sino para coordinar un tratamiento eficaz».

Por eso es importante que el protocolo tenga en cuenta la complejidad del trastorno y eliminar los falsos mitos que hacen que muchos niños no estén bien diagnosticados o, incluso, que nunca vayan a acceder a un tratamiento porque teniendo el síndrome han sido descartados por no tener rigurosamente todos los síntomas.

Algunos de los problemas más frecuentes

1. Atención insuficiente a las explicaciones en clase, debido a una mayor dificultad para mantener la atención cuando las tareas son largas y los estímulos monótonos.

2. Trabajo más lento, irregular, inconstante y con mayor número de errores durante la realización de las tareas. Esto es debido a la fatiga que producen en estos niños las tareas que requieren atender a un estímulo ignorando otros (atención selectiva), las que requieren de atención sostenida, las que sobrecargan la memoria de trabajo o las que exigen un trabajo reflexivo y ordenado.

3. Más dificultades para realizar dos tareas al tiempo y automatizar procesos y rutinas. Pueden necesitar más tiempo para memorizar las tablas de multiplicar, tener dificultades para respetar las normas en juegos reglados o mostrar tiempos de respuestas más lentos para responder al profesor, entre otros.

4. Trabajo frecuentemente desordenado, sucio y desorganizado. Escritos poco pulcros o con letra que se distorsiona cuando toda su atención está centrada en tareas más difíciles que copiar y cajoneras caóticas debido a una peor capacidad de organización y a una mayor lentitud para responder a las instrucciones del profesor.

5. Exámenes con más errores: por desatención (por ejemplo, cometer errores ortográficos), errores de comprensión de enunciados o expresión pobre (con respuestas casitelegráficas, generales y desorganizadas).

6.Menor aprovechamiento del trabajo en clase. Lo que se traduce en sobrecarga de tareas caseras.

7. Más dificultades para seguir instrucciones completas, hacer lo que se les pide y cuando se les demanda o recordar prohibiciones.

8. Pérdida constante de material y menor eficacia para enterarse y anotar en la agenda las tareas que debe realizar. Ya sean deberes, materiales que debe llevar al colegio, circulares a entregar a sus padres?

9. Mayor probabilidad de olvidarse de realizar trabajos, incumplir con los requisitos de los mismos o equivocar las fechas de entrega. No resulta infrecuente que un niño con TDAH realice ejercicios de matemáticas que no tocan u olvide en casa láminas de dibujo que sí ha realizado.

10. Más dificultades para organizarse y gestionar el tiempo. Debido a una percepción inmadura creen que podrán cumplir con todo a última hora y el fracaso les frusta y desespera, pero no parece que les sirva para modificar fácilmente esta percepción.

Fuente: Extracto de la guía para padres y madres «TDAH. Elegir colegio, afrontar los deberes y prevenir el fracaso escolar», de Isabel Orjales.

Mejor en la universidad

Tal y como explica la doctora Orjales, los niños con TDAH tienen verdaderos problemas para superar la educación Secundaria y el Bachillerato, más a veces que la Universidad. En la Universidad, los jóvenes eligen aquellas materias para las que están mejor dotados, no se penalizan las faltas de asistencia, está permitido estudiar por apuntes fotocopiados y no es necesario un estudio tan constante (si se tiene capacidad, se puede estudiar intensivamente a última hora y superar una asignatura).

En el colegio, sin embargo, se exige que el niño con TDAH sea muy constante, los deberes son diarios, los apuntes tienen que tomarse a mano y estar limpios, los ejercicios deben estar todos realizados, las laminas de dibujo entregadas a tiempo, se penalizan las faltas por no llevar el equipo de deporte completo, por olvidar la flauta o no llevar el material de dibujo: «Además, la evaluación continua se convierte en un examen perpetuo. No importa que demuestren conocimientos de sobresaliente en el examen de evaluación, se hará la media con un montón de notas», señala la experta.

«En el colegio y el instituto se exige al niño con TDAH que aprenda, pero que aprenda en el momento y al ritmo que el profesor dicta y eso es para ellos mucho más dificil de cumplir. En la Universidad desaparecen los deberes diarios que les desbordan, los exámenes suelen ser más facilmente tipo test, existen otras formas de evaluación alternativas (trabajos o prácticas) y cuando apruebas una materia puedes liberarla», concluye.

 

FUENTE: 01.10.13 - 14:37 - P. MANZANARES | Madrid - www.diariomontanes.es

 
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