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Cómo comunicarse con la familia de un niño hiperactivo

Resolver las dificultades escolares requiere de una óptica de conjunto y una atenta mirada a las relaciones entre los intervinientes, adoptando una comunicación positiva, abierta y continua para una adecuada búsqueda de soluciones desde el trabajo colaborativo. En la actualidad vivimos un momento socioeducativo muy cambiante en el que la educación escolar amplía sus líneas de actuación hacia el ámbito familiar, buscando establecer unidad entre familia y escuela a la hora de llevar a cabo todo el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Sabemos que en numerosas ocasiones las dificultades académicas y/o actitudinales del alumnado dentro del aula suelen acabar enraizadas en dinámicas, pautas y situaciones familiares que escapan y van más allá de la intervención academicista dentro del aula. Es por ello que la familia y la escuela deben conocerse, compartir planteamientos y trabajar en la misma dirección. Los padres deben saber cómo es su hijo en la escuela, qué hace, cómo se relaciona y a qué dedica el tiempo. Los profesores deben entender que cada niño es único en tanto que producto de un entorno familiar específico que presenta rutinas, costumbres y hábitos propios e intransferibles, y que no hay dos familias iguales del mismo modo que tampoco hay dos alumnos iguales.

Una de las funciones básicas del profesor, especialmente del tutor ayudado por el responsable de la orientación, es asegurarse de que la familia y la escuela están coordinadas en sus esfuerzos educativos. Y una de las mejores maneras de conseguirlo es favorecer la participación e implicación de los padres en la educación de sus hijos. Es común que el docente encuentre en su trabajo con los alumnos dificultades, problemas y demandas que solo puede resolver con el consenso y la colaboración del entorno familiar.

Normalmente la escuela orienta a los padres y las madres a través de un instrumento crucial de trabajo en la escuela con las familias, que son las entrevistas familiares. Una entrevista con la familia del alumno/a debe consistir en una reunión a la que deben concurrir tanto el padre como la madre, el profesorado y, en los casos en que se estime oportuno, otras personas como el jefe de estudios, la dirección, orientadores, etc. Esta reunión debe perseguir objetivos concordantes entre la familia y los profesores y tener como fin la búsqueda conjunta de soluciones. Durante los intercambios de información con los padres (ya se trate de entrevistas personales, informes escritos, comunicaciones telefónicas, etc.), el docente debe seguir una serie de reglas básicas (Bazdresch Parada, 2000):

                        TDAH COMUNICACION FAMILIA PROFESIONLES

  • Cuidar las condiciones ambientales: Las condiciones para el desarrollo de la entrevista son muy importantes. Es muy relevante ajustarse a los horarios de las familias, sobre todo para aquellas que trabajan. El lugar debe ser acogedor, cómodo y apropiado al tipo de encuentro. Así por ejemplo, el aula es ideal para que los padres se familiaricen con el entorno en el que se educan sus hijos, pero el despacho es más apropiado para tratar cuestiones problemáticas dada su neutralidad. La cita tiene que ser convocada con el suficiente margen de tiempo como para que la familia pueda organizarse.

  • Tratar de contar con la presencia de ambos progenitores: Es fundamental, en la medida en que tradicionalmente el padre suele estar ausente de estas reuniones y la madre asume la participación en estos encuentros, perdiéndose con ello una importante fuente de reflexión y de recursos de la figura paterna. Es vital que los hijos con dificultades vean un trabajo de equipo entre sus padres que aparecen ante ellos unidos en tareas parentales reflexionando sobre las diferentes opiniones y criterios, y estableciendo, con la ayuda de los profesionales, un clima de diálogo constructivo.

  • Facilitar un ambiente de reunión amigable: que permita correr el riesgo a la familia de exponerse, de mostrar parcelas íntimas sin temor a la descalificación o a la culpabilización. Es importante potenciar lo mejor de cada uno de ellos. El docente debe ser empático y cercano con los padres para fomentar la interacción. 

  • Respetar la privacidad de los padres: no es preciso, ni tiene sentido, ser indiscreto haciendo a los padres del niño cuestiones que se adentren en demasía en su vida privada o en su relación de pareja. No aportan en realidad ninguna información significativa para la educación de los pequeños.

  • Construir un modelo de buen comunicador: El profesorado debe constituir un auténtico modelo de cómo ser buenos comunicadores. Evitar conjeturas, juicios de valor y simplificaciones, para los padres sus hijos son muy importantes, y por ello son susceptibles, sensibles e influenciables ante  cualquier detalle relacionado con ellos. Se debe tener especial cuidado con los comentarios que se hacen ante las apreciaciones e informes de los padres, y con las explicaciones reduccionistas (tipo causa-efecto), sobre la conducta de sus hijos. Así mismo, tratar de que el tono emocional de la conversación familiar sea adecuado, desalentando la alteración emocional entre las personas. Para que se produzca una adecuada comunicación y se puedan beneficiar ambos contextos de sus aportaciones, es necesario crear un contexto en el que los profesores han de prepararse para establecer un diálogo en el que los padres se sientan escuchados como expertos en sus hijos, y a la vez confieran la autoridad necesaria a los profesores como expertos en educación. Un diálogo en el que ambos agentes tienen mucho que aprender uno de otro. Para ello es necesario desarrollar ciertas habilidades como la escucha, liberarse de prejuicios, valorar los intentos de cambio, ser capaces de pedir ayuda a los padres, no culpabilizar, y detectar y transmitir los indicadores de lo que hacen bien.

  • Huir de los tecnicismos: un lenguaje demasiado técnico y retórico es innecesario y puede llegar a ser perjudicial, pues establece distancia con los padres y, además, habrá casos en los que éstos no saquen nada en claro del encuentro. Se debe ser lo más llano y claro posible para favorecer la interacción y la comprensión mutua.

  • Cuidarse de las contradicciones: es necesario que las comunicaciones no verbales no entren en contradicción con el discurso verbal para no evitar confusiones. Así, por ejemplo, si el tema que se trata es serio, se ha de hablar con total seriedad. Mostrar "flexibilidad" y "firmeza" en función de la situación que afrontemos en cada momento.

  • Conocer la situación familiar y mostrarse comprensivo con las dificultades familiares: Los profesionales han de estar atentos a las dificultades que la vida familiar conlleva, no olvidando que durante el ciclo vital de la familia, ésta debe afrontar estrés, crisis, cambios que de hecho inciden en cada uno de sus miembros y, por supuesto, en el alumnado.

  • Ser positivo y evitar las comparaciones con otros niños: se deben evitar posturas derrotistas y los contrastes con otros compañeros del niño. El maestro tiene que transmitir tranquilidad, partir de la idea de que toda situación puede ser reconducida si se trabaja adecuadamente, hacer comprender a los padres que cada niño tiene su propio ritmo madurativo y que por tanto, toda comparación de su hijo con otros es simplemente absurda y engañosa.

  • Generar un clima de equipo entre todos los participantes en la conversación: Es crucial el trabajo en equipo que deben realizar maestros/as, profesorado, orientadores, maestros, especialistas de pedagogía terapéutica y de audición y lenguaje, etc., para afrontar las dificultades escolares del alumnado y para encarar juntos las conversaciones con las familias.

  • Obtener una definición clara y concreta de las dificultades: Pedir información sobre enunciados generales, vagos, imprecisos, formulados por los miembros de la familia, buscando objetivos consensuados por los participantes (plantear tareas posibles y realizables por parte de la familia).

 

La LOE en su artículo 71 establece que "corresponde a las administraciones educativas adoptar las medidas oportunas para que los padres de estos alumnos (con necesidades específicas de apoyo educativo) reciban el adecuado asesoramiento individualizado, así como la información necesaria que les ayude en la educación de sus hijos". 

BIBLIOGRAFÍA

Sáinz Gutiérrez, N. y cols. Entrevista familiar en la escuela. Ediciones Pirámide, 2011.

LEY ORGÁNICA 2/2006, de 3 de mayo, de Educación.

 
 
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