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Información sobre el TDA - TDAH o Déficit de Atención con/sin hiperactividad en la Fundación CADAH
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El Cerebro Ejecutivo en el TDA-H: Aspectos intrínsecos y extrínsecos

¿Cómo funciona la Alerta Atencional?

En ocasiones los niños/as y adolescentes con TDA-H al realizar actividades de placer, de interés personal, atractivas o motivantes, no presentan dificultad alguna para mantener la atención y la concentración incluso en periodos muy largos de tiempo (horas).

Nos sorprende que puedan estar hasta horas leyendo un libro, viendo una película, jugando a un juego, jugando con las videoconsolas, o atendiendo a una historia entretenida, y en esos casos y no se distraen de la tarea. En cambio,  en otras ocasiones son incapaces de estar 10 ó 15 minutos atendiendo a la lectura de su texto de conocimiento del medio, haciendo ejercicios de matemáticas o atendiendo al profesor en el aula.  Y nos encontramos entonces con la situación habitual de un padre diciendo: "¿Ves cómo este niño atiende a lo que le da la gana y a lo que no le da la gana no?". Efectivamente, el padre ha acertado, la cuestión es que no es su carácter, ni es la voluntariedad de estos chavales, ni es un problema de que el niño decida de manera deliberar a qué atender y a qué no. Es que cuando está haciendo algo que le gusta, que les motiva, su Sistema de Alerta se va a activar de manera automática, es la Paradoja de la Atención del TDA-H, la atención está ligada a la motivación. 

¿Vosotros habéis percibido que cuando atendéis a algo que os gusta, que os está divirtiendo, no tenéis que hacer esfuerzos para manteneros atentos? Fluye solo y con la sensación de que el tiempo se pasa volando. No percibís el tiempo como algo plomizo, y pesado. Esto es, estáis en Alerta Atencional.

 

                                TDAH CEREBRO EJECUTIVO

El estrés positivo

De la misma forma, se aprecia que estos niños funcionan bien cuando se "estresan". Ahora bien, cuando hablamos de estrés positivo, porque si nos pasamos, y llegan al punto de sobrecarga cognitiva, el efecto es el contrario.

El estrés positivo supone enmarcar la tarea y la actividad del niño en un contexto y un horario establecido. Dedicar tanto tiempo o tiene tanto tiempo para terminar el ejercicio, el examen se realiza una hora y media, hay que tener aprendida la lección para tal día.

Esta manera de organizar la tarea en base a tiempos y turnos de trabajo hace que los niños establezcan los objetivos en base a un tiempo determinado y por tanto su nivel de atención se mantenga constante en el tiempo que realizan la actividad porque saben que deben cumplir el objetivo de terminar para entonces.

Ahora bien, esto es sí mismo puede ser un problema si no se maneja bien.

En primer lugar, debemos asegurarnos que el niño o la niña entienden y saben cómo  hacer la actividad o tarea que se le está pidiendo. El tiempo que se le deja para hacer la tarea de forma autónoma debemos asegurarnos que es un tiempo adecuado para el trabajo que se le está pidiendo y que el niño/a sepa que después de haber cumplido con el objetivo va a tener después el apoyo del adulto, quién va a corregir y supervisar que ha hecho bien su trabajo y va a ser recompensado por su esfuerzo (notas académicas, refuerzo social, refuerzo positivo, alabanzas, premios, etc.)

Es decir, es fundamental que el niño/a aprenda que si se le establece un objetivo, y él hace un esfuerzo de motivación, atención, concentración, organización después ese esfuerzo ha merecido la pena.

Si no somos cautelosos a la hora de establecer los objetivos y medimos mal los tiempos, por el contrario vamos a aumentar los niveles de estrés y ansiedad, el niño va a sentirse presionado por la alta demanda de la tarea, va a disminuir su capacidad de atención y concentración, se va a irritar,  va a desmotivarse porque siente que no lo va a conseguir e incluso puede llegar a bloquearse y por tanto el objetivo no se cumplirá. 

Muchas veces estos problemas y trastornos se producen porque las demandas y exigencias son excesivamente altas. Y esto puede ocurrir en los diferentes entornos que rodean a los niños y adolescentes que presentan TDA-H: el entorno social  (amigos, compañeros de clase...), entorno familiar (sacar buenas notas, portarse bien, no dar problemas) y entorno académico (ser un buen alumno, tener buen rendimiento académico, buen comportamiento en la escuela).

Por tanto, si yo mantengo un niño/a  en un contexto donde constantemente estoy presionando y generando estrés, ese niño/a antes o después, va a sufrir problemas en ansiedad, estrés, o va a derivar hacia un cuadro depresivo.

Todas las personas sin TDA-H, en algún momento, hemos experimentado la  sintomatología del déficit atencionalen algún momento de nuestra vida. Cuando hemos sufrido de algún episodio depresivo o semidepresivo, cuando hemos estado bajo estrés o presión,  cuando hemos tenido fatiga, o cuando el entorno está cargado de estímulos. En esos momentos,  nos pasa lo mismo que a un niño con déficit de atención.

Pues de esta misma forma, actúa un niño/a con déficit de atención.  Si están con depresión, ansiedad, estrés, presión, sobrecarga cognitiva, fatiga, en un entorno ambiental muy contaminado o muy demandante, existe el riesgo de que se agrave la sintomatología, aparezcan comportamientos y conductas agresivas, aislamiento, frustración, fracaso escolar, etc.

Descansos y fatiga mental: Intervenir sobre la exigencia de la tarea

La fatiga mental, que estos niños perciben en cualquier tarea que requiera la dirección voluntaria de la atención es entre 3 y 5 veces superior a cualquier otro niño/a. Es decir, que un niño con TDA, lleva 15 minutos trabajando concentrado en una tarea, tiene una percepción de fatiga como si un niño/a sin TDAH llevara 30 ó 40 minutos trabajando, con lo cual, sus curvas de rendimiento en lugar de ir bajando paulatinamente, caen en picado a los pocos minutos.

Por eso, empiezan las actividades con un nivel de rendimiento muy bueno y con mucha energía (cuando están motivados para trabajar) pero ese rendimiento va disminuyendo a medida que se van cansando de hacer ese "sobreesfuerzo" voluntario.

En estos casos es cuando son fundamentales los periodos de descanso.  Cada niño/a tiene una capacidad atencional y de esfuerzo diferente. Conocer cuál es la capacidad de nuestro hijo/a o aluno/a, es importante a la hora de establecer los objetos y los tiempos, porque si ponemos tareas muy prolongadas en el tiempo, el rendimiento en la última fase irá disminuyendo, y por tanto, su capacidad de atención, concentración y de aprendizaje será inferior. Por el contrario, si ponemos tareas y tiempos muy cortos, y muy espaciadas, no estamos entrenando ni desarrollando su esfuerzo, y su capacidad de trabajo, y no entrenamos su nivel atencional.

Hay que establecer los objetivos siempre en función de las capacidades del niño/a y de las características de la tarea. Jerarquizar los deberes es una buena forma, de aumentar el rendimiento. Si ponemos las tareas más dificultosas al principio y el niño/a las resuelve bien y recibe por tanto un refuerzo positivo, su motivación se mantendrá y por tanto, su esfuerzo y atención se mantendrá activa para continuar con las siguientes. Si dejamos los trabajaos más difíciles para el final, cuando el niño/a ya está cansado, no sólo no será capaz de realizarlos correctamente sino que el aprendizaje será peor y mucho más lento.

Por lo tanto, de cara a los padres y a los profesores, una de las cosas más inadecuadas para estos chicos/as, es la carga  de los deberes.

Se debe invertir la estrategia: normalmente la familia invierte el tiempo académico en función a la carga de trabajo (del volumen de trabajo) la estrategia más correcta en estos casos sería trabajar en función a su tiempo de rendimiento y a su nivel de comprensión. Cada niño procesa mejor la información y realiza el aprendizaje de una forma diferente (no sólo entre niños con TDA-H y sin TDA-H), hay niños que presentan una mayor velocidad de procesamiento, presentan un mejor razonamiento lógico matemático que los otros, tienen mayor predominancia por el pensamiento abstracto o aún no lo dominan. Pero estas diferencias cualitativas y cuantitativas con respecto a los niños de su grupo de edad de referencia, se aprecian de forma más marcada en los niños con TDA-H, debido a que presentan en muchos casos dificultades añadidas de aprendizaje. Diseñar planes estructurados y estrategias eficaces en función de los tiempos de estudios, las materias y las propias capacidades de los niños, facilitará que éstos niños adquieran los aprendizajes y conocimientos de una forma correcta, y se reduzcan sus niveles de estrés y puedan adaptarme mejor a las demandas y los ritmos tanto académicos como del resto de los entornos.

BIBLIOGRAFÍA

Gamo, José Ramón.  Medidas de Intervención en el aula y estrategias para padres. 

 
 
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