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El TANV (Trastorno de Aprendizaje No Verbal) es el menos conocido de los trastornos de aprendizaje y, por ello, muy probablemente, esté infradiagnosticado.

En términos generales los niños con TANV presentan dificultades en tareas que requieren una buena coordinación de motricidad fina y de la percepción y orientación espacial. A menudo destacan por su habilidad para la comunicación oral, su torpeza en las actividades físicas y una cierta ingenuidad en la interacción con niños de su edad les lleva, en muchos casos, a problemas de relación y autoestima.

Por ello, es posible que se sienta muy inseguro y para ello podemos desarrollar las siguientes estrategias:

1. Orientarle con pistas verbales a moverse por el espacio.
2. Escribir una a una las pistas visuales que se vaya encontrando durante el recorrido.
3. Describir el significado de información visual como las señales de tráfico o lo referente a lugares concretos (servicios, farmacias…).
4. Ofrecerle indicadores que le faciliten el reconocimiento del espacio; por ejemplo, colocando carteles por las puertas...
5. Ofrecerle tiempo extra para llegar a los sitios y no penalizar los retrasos.
6. Escribir el horario del niño en la agenda para que pueda llevarlo de clase en clase.
7. Resérvale un sitio dentro del aula donde haya pocas interferencias sensoriales.

En el área de coordinación motriz, les serán de utilidad estrategias como:

1. Dejarle más espacio o situarle en un extremo de la fila.
2. Facilitarle estrategias de cómo apoyar la carpeta para poner y sacar los papeles sin que se le caigan; enseñarle trucos para vestirse de manera adecuada y para abrocharse...
3. Adaptar las expectativas en clases como educación física, plástica y música.
4. Hacerle participar en deportes colectivos e individuales.
5. Poner especial atención en la prevención de accidentes.

Estas dificultades a menudo al niño con TDAH y al alumno con TANV le crean ansiedad y excesiva preocupación ante situaciones en las que no pueda anticipar. Así pues, es necesario velar para que se sienta angustiado a través de la intervención en aspectos emocionales:

1. Proporcionarle un contexto predecible y estable en el que se sienta seguro.
2. Asegurarnos de que no sufra acoso físico ni psicológico.
3. Ayudarle a mejorar su autoestima atribuyéndole una responsabilidad en clase.
4. Respetar sus centros de interés.
5. Adecuar la forma de dirigirse a su nivel de desarrollo social.

Conseguir los medios y recursos educativos para satisfacer las necesidades del alumno con TANV no es tarea fácil, tanto por el desconocimiento que existe sobre el trastorno como por su complejidad. Pero es absolutamente necesaria su aplicación para dar al niño la oportunidad de desarrollarse al máximo.

Es por ello que, la intervención multidisciplinar desde los ámbitos educativo, psicológico y médico con la colaboración de la familia, se hace imprescindible.

Bibliografía

Sans Fitó, A. (2008). ¿Por qué me cuesta tanto aprender? . Barcelona: EDEBÉ.

                                                                                                                       Fundación CADAH (2018)