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¿Cómo influir positivamente en la conducta de los niños y adolescentes con TDAH?

Con un niño o adolescente con TDAH en el hogar, muchas familias ven su casa más como un campo de batalla que como un lugar apacible. El niño o adolescente infringe las normas de la casa, se resiste hacer los deberes y por regla general perturba la tranquilidad del hogar. No existe una cura para el TDAH, pero sí es posible mejorar su conducta, las relaciones sociales y la adaptación general en casa mediante la aplicación de determinados principios.

Para un niño o adolescente, y más para los afectados por el TDAH, tener puntos de referencia claros sobre lo que debe o no debe hacer es tan vital como alimentarse. Para ellos tener claros los límites educativos es importante por tres motivos fundamentales:

1. Porque le ayuda a entender e integrar las normas que rigen el mundo en el que viven.

Un sistema de normas que no sea cambiante le ayuda a saber predecir las consecuencias de su propia conducta. Le ofrece la seguridad de saber a qué atenerse en todo momento.

2. Porque le ayuda a sentirse seguro.

Todo ser humano necesita un punto de referencia. Un camino señalado por donde crecer para después, al hacerse autónomo, decidir si quiere continuar por él o si prefiere tomar otro derrotero.

3. Porque les ayuda a portarse bien, a ser mejores personas y, por lo tanto, a tener un buen concepto de sí mismos.

Al igual que nos sucede a los adultos, al niño le resulta más fácil portarse bien si tiene los límites claros y si tiene incentivos que le animen a hacerlo.

                        TDAH CONDUCTA POSITIVA


Para educar a los niños y niñas con TDAH se hace necesaria la disciplina. Los jóvenes necesitan saber lo que pueden y no pueden hacer. Aprender que son responsables de sus actos y que toda acción tiene por lo tanto una consecuencia. La disciplina les ayuda a aprender las formas adecuadas de comportarse y actuar. En los primeros años, la existencia de disciplina y normas les aportará seguridad, ya que tendrán una guía para saber cómo actuar.

Cuando un niño o adolescente con TDAH presenta una conducta inadecuada es el resultado de un sentimiento de carencia respecto a la pertenencia al propio grupo social. Cuando esto ocurre el niño o adolescente actúa desde una de las siguientes `metas erróneas`: poder, atención, venganza o evitación (insuficiencia).

La principal teoría de Dreikurs tiene que ver con la mala conducta de los niños y adolescentes. Argumentó que estos muchachos actuarán, principalmente, en función de las cuatro `metas erróneas`. El motivo esencial que explicaría la mala conducta sería el deseo de atención. Si los niños no reciben la suficiente atención expresan este deseo a través de su comportamiento (bueno o malo, pj, esforzándose con los deberes o mostrando una rabieta) y se motivan hacia la búsqueda de poder (p. e. negándose a terminar los deberes). Si su lucha para lograr poder resulta fallida, intenta obtener venganza. Si la venganza tampoco obtiene una respuesta adecuada, comienzan a sentirse incapaces, menos válidos.

En sus investigaciones descubrió que los niños que no tenían límites eran sobreprotegidos y tenían problemas de comportamiento.

Toda medida educativa depende del contexto, del niño y de lo que queremos conseguir. Por este motivo, las modificaciones en nuestra manera de educar deben provenir del conocimiento de ciertos principios educativos básicos y del análisis de cuáles son las respuestas más adecuadas para cada situación concreta. Esto nos ayudará a desarrollar una especie de sexto sentido que nos ayude a tomar decisiones correctas en el momento oportuno.

Así pues, por ello, os pasaremos a explicar dos modelos de educación que resultan funcionales en la intervención eficaz con niños y adolescentes con TDAH:

  • Disciplina Inductiva: Razonamiento de la Autoridad y participación del Educando.

En este modelo de educación el apoyo emocional es el principal mecanismo. El desarrollo socioemocional del niño y el adolescente se considera muy importante o clave.

Su objetivo es transmitir afecto y aceptación, y por eso los padres se muestran disponibles e interesados en informar u orientar a sus hijos. Como figuras de referencia de los hijos en el que ven a los padres como `la voz de la experiencia`, y modelos en los que apoyar sus aprendizajes.

La asimetría de roles es otra característica de la disciplina inductiva. Aquí no vale decir que los padres son amigos de sus hijos. Los padres son padres (figuras de autoridad, protección y cuidado) y deben de actuar en consecuencia, aunque exista un control también hay un apoyo emocional.

La relación educativa no se trata de una relación de coerción, sino de conducción, de orientación. Aquí va a primar el diálogo, la explicación de la norma, los afectos, etc.

Este modelo fomenta la comunicación afectiva y emocional. Esta es la clave de la educación de los hijos, la comunicación y el cuidado de los afectos y las emociones. Dominando el lenguaje emocional.

En este modelo de educación siempre se explican las razones en que se basan las normas, y se admite la discusión y el cambio de la propia norma o de su forma de aplicación en una situación concreta.

Aunque no se renuncia a la autoridad educativa de los padres (puestos que son ellos los adultos con experiencia y los responsables de la educación y cuidado de sus hijos), ni a la instrucción, la vigilancia, el refuerzo y ni el castigo.

En este modelo es importante señalar las consecuencias objetivas que puede tener para el hijo y los demás, su conducta, a la vez que se centra en el valor (sentido de la norma).

El conocimiento social de las normas y su aprendizaje para que sean cumplidas, se hace fundamental que se trasmita a través de la familia y la escuela, aunque no solo.

Se intenta que quienes tienen que cumplir la norma descubran su sentido y participen en la formulación concreta de ésta (aunque los padres finalmente tengan la última palabra).

La Instrucción Educativa es antes que nada la explicación de las razones de lo que hay que hacer: explicar las normas, dar ejemplo si fuera el caso, dar instrucciones concretas sobre cómo se pueden llevar a cabo.

Las normas pueden ser discutidas por parte de quien tiene que obedecerlas.

La Autoridad Educativa debe estar dispuesta a cambiar la norma o su forma de aplicación en la situación concreta (sólo si a los padres les convence la argumentación de sus hijos). Es decir, aunque prevalece la autoridad de los padres y de los educadores, asumiendo el rol de autoridad para imponer las normas estos tienen que estar abiertos a escuchar las argumentaciones de sus hijos, y en función de las mismas tomar una decisión.

El cumplimiento de las normas debe ser vigilado y las conductas de los niños y adolescentes premiada (no mercantil) o castigada (rehabilitadores).
La meta de la disciplina inductiva es su desaparición. Ir dando paso a la autonomía de los niños y adolescentes, a medida que van creciendo (razones interiorizadas; aprender a autorregularse).

 

  • Apoyo Conductual Positivo:

Es un Método de Intervención con la Conducta que consiste en Enseñar las Habilidades necesarias para que los/as niños/as y adolescentes no necesiten expresarse de forma desafiante. Es decir, prevenir y educar más que corregir o controlar.

Queremos que los niños y adolescentes aprendan a controlar su conducta, no queremos que dependan siempre de alguien que lo haga. Por lo cual, una vez estudiada la función que tienen sus conductas problema, desarrollaremos intervenciones proactivas que buscan prevenir la conducta problemática antes de que ocurra.

Para conocer el modelo funcional de la conducta, primero deberemos Recoger Información Exhaustiva de tal forma que nos de datos sobre en qué circunstancias son más probables las conductas problemáticas y qué resultados producen.

Una vez hecho esto, se pasará a la Evaluación Funcional, indagando sobre cuál es la estructura y función de la conducta problemática para posteriormente buscar alternativas eficaces de expresión, comunicación y comportamiento, para que finalmente se lo enseñemos adecuadamente, consiguiendo así, finalmente, la ineficacia de dichas conductas inapropiadas.

Las Conductas Problema suelen aparecer por la falta de habilidades para comunicar sus deseos o necesidades, por lo que en ese momento podemos tranquilizarle y ofrecerle un modelo adecuado para comunicarse y posteriormente plantearnos la necesidad de enseñar esas habilidades que no tiene para que no necesite de nuevo realizar esa conducta.

Cuando un niño o adolescente tiene una conducta desafiante (gritos, tirar objetos al suelo, pegar, etc), debemos buscar la causa de la misma.

En el caso de que el niño o adolescente con TDAH tenga mucha ansiedad, debemos mantener una voz que trasmita tranquilidad, utilizar el menor número de palabras posibles y esperar a que esté más calmado para darle el modelo adecuado.

Los niños y adolescentes necesitan límites claros y que no sean variables. Lo ideal es que la madre y el padre decidan cuales van a ser y que va a pasar cuando esos límites se superen. Todo ello debe hacerse antes de necesitarlos para que en ese momento no surjan discusiones.

Las normas de la casa deben ser las mismas para todos los miembros de la familia y es mejor que estén escritas.

Así pues el Protocolo de Intervención ante conductas disruptivas o conductas problema de niños o adolescentes con TDAH será:

1. Identificación de la Conducta Problema.
2. Evaluación Funcional (sistema de observación y registro).
3. Elaborar las Estrategias de Intervención.
4. Ejecución de las Estrategias de Intervención.
5. Seguimiento del Plan Planteado.

Conclusión:

Los niños y adolescentes con TDAH tienen especial necesidad de que su ambiente esté altamente estructurado. Necesitan sentirse seguros, saber a qué atenerse, poder anticipar lo que va después, saber exactamente qué se espera de ellos. La falta de organización interna, capacidad de planificación y estructuración, hay que suplirla con una gran organización externa, con modelos de educación estructurados y funcionales para la intervención eficaz con niños y adolescentes con TDAH. Pero todo ello sin olvidar el imprescindible apoyo emocional y el aprendizaje del lenguaje de los sentimientos y las emociones, las cuales en muchas ocasiones son el motor de las conductas (tanto problemáticas como las socialmente aceptables). Con lo cual, son los padres los responsables de dotarles de ese `orden externo` con disciplina, límites, normas y apoyo, con el fin de guiar y orientar adecuadamente la conducta de sus hijos, con el objetivo de proporcionarles un adecuado desarrollo biopsicosocial.

 

Bibliografía:

Barkley, R. (2011). Niños hiperactivos. Cómo aprender y atender sus necesidades especiales. Guía completa del Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH). Editorial Paidós.

Carr, Edward G. (1998). El apoyo conductual positivo: filosofía, métodos y resultados. FEAPS. Siglo Cero.

López, Félix. (2008). Necesidades en la Infancia y adolescencia. Respuesta familiar, escolar y social. Colección ojos solares (Sección Desarrollo, Psicología). Pirámide, Madrid.

Orjales, Isabel. (2011). Déficit de Atención con Hiperactividad. Manual para padres y educadores. Editorial CEPE.

Parellada, Mara. (2009). TDAH Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad. De la Infancia a la edad adulta. Alianza Editorial.


http://crianzapositiva.org/2011/03/que-es-la-disciplina-positiva/

 
 
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