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Los signos clínicos del Trastorno por déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y su impacto suponen un deterioro grave del estado del afectado y su entorno próximo, además de un coste (in)directo para la sociedad (educación, sanidad, familias, recursos asistenciales...).

La detección, evaluación y diagnóstico del TDAH hasta llegar a su correcto tratamiento es un proceso largo, que se inicia desde los primeros años del niño/a y a menudo no se completa hasta la etapa juvenil, acarreando problemas de tipo emocional, conductual, fracaso escolar, aislamiento y rechazo social, problemas familiares, incomprensión social, etiquetaje, tratamientos médicos inadecuados, etc.

Las guías de práctica clínica y el Libro Blanco del TDAH "Hacer visible lo invisible" (Young et al., 2013) proponen diferentes actuaciones para mejorar el acceso al diagnóstico precoz del TDAH y garantizar en la medida de lo posible el éxito de su tratamiento. Los expertos en la materia recomiendan una serie de acciones con el fin de asegurar que las personas con TDAH se diagnostiquen a tiempo y de forma exacta, combatiendo de este modo los errores diagnósticos, los falsos positivos, el infradiagnóstico, la no identificación del trastorno a lo largo de las diferentes etapas vitales del afectados y los tratamientos erróneos, y por tanto atender correctamente al origen del problema y el malestar físico y psíquico del afectado.

Estas acciones se plantean conjuntas desde las desde las diferentes esferas que rodean la vida del afectado: familia, escuela, servicios de salud mental, entorno laboral, y organismos legislativos- judiciales.  

Intervención desde la Familia

Acciones en los hogares y el entorno social próximo:

• Identificar y reconocer las señales de alarma desde el hogar y ponerlo en conocimiento del pediatra o médico de cabecera quien inicie los protocolos de diagnóstico, evaluación y tratamiento.
• Recibir formación específica para el manejo del trastorno en el TDAH (entrenamiento parental).
• Desarrollar sistemas de normes, pautas y limites en el hogar que favorezcan una mejor organización, panificación y cumplimiento de las tareas responsabilidad.
• Solicitar ayuda profesional para orientar mejor el papel de la familia en el trastorno.

Intervención desde la Educación

Cuando existe una formación básica sobre TDAH en las instituciones educativas, es el personal y el equipo docente quienes a menudo ponen en relieve las señales de alerta y plantean la sospecha inicial.

Acciones en los colegios y centros escolares:

• Alentar a los colegios en el uso de herramientas de evaluación de cribado o tamizaje estándar disponibles para que la sutilice el personal docente en preescolar, primaria y secundaria.
• Desarrollar protocolos de actuación para orientar al personal docente de la evaluación y derivación de niños que pudieran tener TDAH.
• Formar al personal docente sobre los trastornos del neurodessarrollo y especialmente aquellos con alta prevalencia como el TDAH.

Intervención desde la Sanidad

Acciones en los servicios de salud mental:

• Incluir de forma constante la formación en TDAH como componente esencial en el currículum de formación y académico de los profesionales de salud mental.
• Reforzar los servicios de salud con un mayor número de profesionales especializados en el área infanto-juvenil de cara a la labor de prevención y detección temprana.  
• Promover el cribado de TDAH en niños, adolescentes y adultos con otros problemas de salud mental (trastornos de ansiedad, trastorno bipolar, depresión, trastornos de personalidad, etc.)

Intervención desde las organismos legislativos- judiciales

Acciones en el Sistema legislativo:

• Becas y ayudas para alumnado con necesidades educativas y familias con demanda de recursos.  
• Mejor acceso a recursos asistenciales (ej. mayor agilidad en los trámites).
• Igualdad de oportunidades sociales y educativas.

Acciones en el entorno laboral (adultos):

• Desarrollar políticas laborales específicas para TDAH y protocolos de derivación para agencias de empleo y servicios de salud mental.

Acciones en el Sistema Judicial (adultos):

• Establecer protocolos de cribado rutinario en los servicios judiciales (penitenciarios, investigación policial e instituciones de salud mental forenses) para derivar a la evaluación y manejo del TDAH.

Para poder garantizar este planteamiento de acciones globales es fundamental que exista una sensibilización y formación en el TDAH a todos los estratos de la sociedad, que ayude a comprender el TDAH e impulse un interés creciente para su recuperación. 

Sólo de esta forma estaremos cada día más cerca de alcanzar una realidad donde los afectados experimenten el éxito en el tratamientos del TDAH.

                                                                                                              Fundación CADAH (2017). 

BIBLIOGRAFÍA

Young, S., Fitzgerald, M. y Postma, M.J. (2013) Libro Blanco del TDAH. TDAH: hacer visible lo invisible.